sábado, febrero 02, 2008

Seguidores de Jesús: Simón el cananeo

El apóstol Simón, también llamado el Zelote, es uno de los doce apóstoles. Antes de unirse a Jesús habría pertenecido al grupo de los zelotes, que luchaban contra Roma. Predicó en Egipto, donde, al parecer murió.

Simón recibe un epíteto que cambia en las cuatro listas: mientras Mateo y Marcos le llaman «cananeo», Lucas le define «Zelotes». En realidad, los dos calificativos son equivalentes, pues significan lo mismo: en hebreo, el verbo «qanà’» significa «ser celoso, apasionado» y se puede aplicar tanto a Dios, en cuanto que es celoso del pueblo al que ha elegido (Cf. Éxodo 20, 5), como a los hombres, que arden de celo en el servicio al Dios único con plena entrega, como Elías (Cf. 1 Reyes 19, 10).

Por tanto, es muy posible que este Simón, si no pertenecía propiamente al movimiento nacionalista de los zelotes, quizá se caracterizaba al menos por un celo ardiente por la identidad judía, es decir, por Dios, por su pueblo y por su Ley divina. Si esto es así, Simón es todo lo opuesto de Mateo, que por el contrario, como publicano, procedía de una actividad considerada totalmente impura. Es un signo evidente de que Jesús llamó a sus discípulos y colaboradores de los más diversos estratos sociales, sin exclusión alguna.

Simon estaba enfermo de una enfermedad similar a la lepra, pero no contagiosa, hasta que fue curado por Jesús. Era amigo de Lázaro de Betania y poseía tierras, las cuales le habían sido arrebatadas cuando fue declarado enfermo.

Seguidores de Jesús: Tomás

Tomás, llamado también Judas Tomás Dídimo, fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Tomás significa "gemelo" en arameo, y Dídimo tiene el mismo significado en griego. Es venerado como santo tanto por la Iglesia Católica como por la Iglesia Ortodoxa.

Ha existido, y continúa existiendo, desacuerdo y falta de certeza en lo que se refiere a la identidad del apóstol Tomás. En tres pasajes del Evangelio de Juan (Juan 11:16; Juan 20:24y (Juan 21:2), se le llama "Tomás, llamado el Dídimo". Tanto la palabra griega "Dídimo" como la aramea "Tau'ma", significan "gemelo", o "mellizo". Por lo tanto, la expresión "Tomás, llamado el Dídimo" es una tautología que elude mencionar el nombre real del personaje.

El evangelio de Tomás, hallado en Nag Hammadi, comienza así: "Estas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito". La tradición siria informa también de que el nombre completo del apóstol era Judas Tomás, y en el apócrifo conocido como Hechos de Tomás, escrito en Siria oriental a comienzos del siglo III, es identificado con Judas, uno de los cuatro hermanos de Jesús mencionados en Marcos 6:3. Ningún texto indica de quién es gemelo Judas, pero, partiendo de las premisas antes mencionadas, se ha especulado con la posibilidad de que fuese gemelo de Jesús, aunque según la tradición eran solo primos de segundo grado.

La interpretación cristiana tradicional no considera que Judas y Tomás sean la misma persona.

Seguidores de Jesús: Mateo

Mateo el Apóstol, en hebreo מתי (también conocido como Mateo Leví, Leví de Alfeo o Mateo el Evangelista) fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús de Nazaret. La tradición cristiana le atribuyó la autoría del evangelio de Mateo, pero la crítica actual descarta esta atribución.

Etimológicamente, el nombre español Mateo proviene del griego Mathaios (Ματθαιος) y éste, del arameo Mattai, una forma corta del hebreo MattanYah, que significa ‘don de Yah’ (el dios Yahvéh).

Mateo es citado en los evangelios sinópticos como Leví, hijo de Alfeo, publicano y recaudador de impuestos en Cafarnaúm (Mateo 9:9, Marcos 2:14, Lucas 5:27-29). Existen pequeñas diferencias en el tratamiento que dan a Mateo los distintos evangelios. En el evangelio de Lucas se le llama Leví. En el de Marcos, se le da el nombre de Mateo en la lista de los apóstoles, pero es llamado Leví cuando se relata la historia de su vocación. Según los tres sinópticos, lo dejó todo al ser llamado por Jesús. Ese mismo día hizo una gran fiesta a la que asistieron Jesús y sus discípulos.

Es mencionado en los Hechos de los Apóstoles, aunque apenas se ofrece información sobre él (Hechos 1:13). Es también uno de los pocos discípulos mencionados por su nombre en el Evangelio de Tomás.

Según Eusebio de Cesarea, predicó durante quince años en Palestina, donde escribió su evangelio hacia el año 80. Según Rufino, después se marchó a Etiopía.

Algunas tradiciones afirman que fue martirizado en Etiopía. En cambio, de acuerdo con Epifanio de Salamis —obispo de Chipre—, Mateo murió en Hierápolis (en Partia) y quien sufrió martirio en Etiopía habría sido Matías, el sustituto de Judas Iscariote.

Mateo es considerado santo por todas las confesiones cristianas que admiten esta distinción. La Iglesia Católica celebra su fiesta el 21 de septiembre y la Ortodoxa el 16. Según la tradición, sus restos se conservan en Salerno (Italia).

viernes, febrero 01, 2008

Seguidores de Jesús: Bartolomé


Bartolomé fue uno de los Apóstoles de Jesús. Su nombre (en griego Βαρθολομαίος) procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo". Es mencionado en los tres evangelios sinópticos, siempre en compañía de Felipe (Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:14). En el Evangelio de Juan, donde no aparece con el nombre de Bartolomé, se le ha identificado con Natanael, que también es relacionado siempre con Felipe.

Según el Evangelio de Juan, Natanael fue uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el Mar de Tiberiades después de su resurrección (Juan 21:2). Según los Hechos de los Apóstoles, fue también testigo de la ascensión de Jesús (Hechos 1:13).

Según una tradición recogida por Eusebio de Cesarea, Bartolomé marchó a predicar el evangelio a la India, donde dejó una copia del Evangelio de Mateo en arameo. La tradición armenia le atribuye también la predicación del cristianismo en el país caucásico, junto a San Judas Tadeo. Ambos son considerados santos patrones de la Iglesia Apostólica Armenia.

Seguidores de Jesús: Felipe


San Felipe Apóstol. Nacido en Betsaida (Galilea), junto al Lago de Genesaret y murió en Hierápolis (Grecia) o Cesarea (Filipos). La Fiesta del Apóstol se celebra en la Iglesia Romana el 3 de mayo (junto con la de Santiago el Menor), y en la Iglesia Ortodoxa Griega el 14 de noviembre.

Felipe también era seguidor de Juan el Bautista y estaba con él cuando lo señaló a Jesús como el Cordero de Dios. Fue el quinto apóstol y llamado por el mismo Jesús a que lo siguiera y luego de ese llamado, trajo consigo a su amigo Bartolomé (Natanael). Su nombre en el Evangelio aparece en Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3, 14-19; Lucas, 6, 13-16. Juan 1, 43-45; 6, 5-7; 12, 21-23; 14, 8-9 y Hechos 1, 13. Según los relatos de los Evangelios podemos ver a Felipe como un hombre cándido, timorato pero de mente sensata. Al pertenecer al Colegio Apostólico (Hechos) va a predicar Hierápolis (hoy Turquía) que pertenecía antiguamente a Grecia y en la cual muere en edad avanzada. La tradición no se pone de acuerdo, se dice que tuvo dos hijas que llegaron vírgenes a la vejez y están enterradas junto a él según la carta de San Víctor en el año 189 dirigida a Polícrates de Éfeso. En los Hechos 21, 8-9 refiera a cuatro hijas “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, estuvimos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”. Aquí hay una de las confusiones, quizás este sea el Felipe Evangelista que se supone que muere en Cesarea y Felipe el Diácono el de Hierápolis, existiendo dos de ellos diferentes. En el libro apócrifo “Hechos de Felipe” refiere a que el apóstol murió en la región de Asia y sus restos enterrados en Hierápolis Según la tradición los restos fueron más tarde trasladados a Constantinopla y de allí a la iglesia de los Dodici Apostoli de Roma. Existiendo en la actualidad dos tumbas de un mismo apóstol o bien de dos "Felipes" diferentes.

Felipe era natural de Betsaida, en el Lago de Genesaret (Juan 1, 44). También él estaba entre los que rodeaban al Bautista cuando éste señaló por primera vez a Jesús como el Cordero de Dios. Al día siguiente de la llamada de Pedro, cuando estaba a punto de partir para Galilea, Jesús se encontró con Felipe y le llamó al Apostolado con las palabras, “Sígueme”. Felipe obedeció la llamada, y poco después trajo a Natanael como nuevo discípulo (Juan 1, 43-45). Con ocasión de la selección y envío de los doce, Felipe está incluido entre los Apóstoles propiamente dichos. Su nombre figura en el quinto lugar de las tres listas (Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3, 14-19; Lucas, 6, 13-16) detrás de las dos parejas de hermanos, Pedro y Andrés, Santiago y Juan. El Cuarto Evangelio registra tres episodios referentes a Felipe que ocurrieron durante la vida pública del Salvador:

  • Antes de la milagrosa alimentación de la multitud, Cristo se vuelve a Felipe con la pregunta: “¿Cómo vamos a comprar pan para que coman estos?” a lo que responde el Apóstol: “Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco” (6, 5-7).
  • Cuando algunos paganos en Jerusalén vienen a Felipe y le expresan su deseo de ver a Jesús, Felipe informa del hecho a Andrés y luego ambos llevan la noticia al Salvador (12, 21-23).
  • Cuando Felipe, después de que Cristo hubiera hablado a sus Apóstoles de conocer y ver al Padre, le dijo: “ Señor, muéstranos al Padre y nos basta”, recibe la respuesta: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (14, 8-9).

Estos tres episodios nos proporcionan un esbozo consistente de la personalidad de Felipe como hombre ingenuo, algo tímido, de mente juiciosa. Ninguna característica adicional se da en los Evangelios ni en los Hechos, aunque se le menciona en esta última obra (1, 13) como perteneciente al Colegio Apostólico.

La tradición del Siglo II referente a él es insegura, tanto más cuanto que se registra una tradición similar respecto a Felipe el Diácono y Evangelista – un fenómeno que debe ser resultado de una confusión causada por la existencia de dos Felipes. En su carta a San Víctor, escrita hacia 189-98, el obispo Polícrates de Éfeso menciona entre las “grandes lumbreras”, a quienes el Señor buscará “el último día”, a “Felipe, uno de los Doce Apóstoles, que está enterrado en Hierópolis con sus dos hijas, que llegaron vírgenes a la vejez”, y una tercera hija, que “llevó una vida en el Espíritu Santo y descansa en Éfeso”. Por otro lado, según el Diálogo de Cayo, dirigido contra un montanista llamado Proclo, éste afirmó que “hubo cuatro profetisas, las hijas de Felipe, en Hierópolis en Asia donde aún está situada su tumba y la de su padre”. Los Hechos de los Apóstoles (21, 8-9) en realidad mencionan cuatro profetisas, las hijas del diácono y “Evangelista” Felipe, como viviendo entonces en Cesarea con su padre, y Eusebio, que da los extractos arriba citados (Hist. Eccl., III, xxxii), refiere a éste último la afirmación de Proclo.

La afirmación del obispo Polícrates tiene en sí misma más autoridad, pero es extraordinario que se mencione a tres hijas vírgenes del Apóstol Felipe (dos enterradas en Hierópolis), y que el diácono Felipe haya tenido también cuatro hijas, y que se diga que hayan sido enterradas en Hierópolis. Aquí también quizá debemos suponer que se haya producido una confusión entre los dos Felipes, aunque es difícil decidir cuál de los dos, el Apóstol o el diácono, fue enterrado en Hierópolis. Muchos historiadores modernos creen que fue el diácono; sin embargo, es posible que el Apóstol fuera enterrado allí y que el diácono también viviera y trabajara allí y fuera allí enterrado con tres de sus hijas y que estas fueran después erróneamente consideradas como hijas del Apóstol. Los apócrifos “Hechos de Felipe”, que son, sin embargo, puramente legendarios y un tejido de fábulas, también se refieren a la muerte de Felipe en Hierópolis. Los restos del Felipe que fue enterrado en Hierópolis fueron más tarde trasladados, (como los del Apóstol) a Constantinopla y de allí a la iglesia de los Dodici Apostoli de Roma. La fiesta del Apóstol se celebra en la Iglesia Romana el 1 de Mayo (junto con la de Santiago el Menor), y en la Iglesia Griega el 14 de noviembre.

Seguidores de Jesús: Juan

Juan el Apóstol fue, según la Biblia, un discípulo de Jesucristo, nativo de Galilea, hermano de Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo. Era pescador de oficio en el mar de Galilea, como otros apóstoles. Era el más joven de los Doce. Probablemente vivía en Capernaum, compañero de Pedro.

Es identificado con Juan el Evangelista, pero no se está seguro de que los dos sean la misma persona.

Junto a su hermano Santiago, Jesús los llamó «hijos del trueno», por su gran ímpetu. La madre podría ser Salomé. Juan pertenecía al llamado "Círculo Íntimo" de Jesús que estuvo con Él en ocasiones especiales: en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración y en el huerto de Getsemaní. En la última cena se recostó sobre el pecho de Jesús.

Estuvo bajo la cruz, junto a María. Después de la resurrección de Jesús, junto a Simón Pedro, vieron el sepulcro vacío.

Acompañó a Pedro en viajes de predicación a Samaria.

Pablo de Tarso lo menciona como uno de los pilares de la Iglesia.

Su nombre en hebreo es "Yohanan", «el Señor es misericordioso». Su fiesta se celebra el 27 de diciembre.

Ireneo de Lyon cuenta que Juan, después del martirio de Pedro y Pablo, se estableció en Éfeso. La tradición nos dice que fue llevado a Roma, y el emperador Domiciano ordenó quemarlo con aceite caliente. Algunos dicen que murió mártir, y otros que se salvó del martirio y fue desterrado a la isla de Patmos, donde escribió el Apocalipsis. Fue maestro de Policarpo de Esmirna.

Después de morir Domiciano pudo volver a Éfeso, donde escribió el resto de sus escritos y murió.

Seguidores de Jesús: Santiago (el Mayor)


Jacob (llamado Santiago el Mayor o Santiago el de Zebedeo, para distinguir del otro apóstol llamado Jacob, Santiago el de Alfeo o Santiago el Menor), apóstol de Jesús de Nazaret, nacido en Betsaida (Galilea) y muerto en Jerusalén, en el siglo I.
Hijo de Zebedeo y Salomé. Fue hermano mayor del también apóstol Juan el Evangelista. Su maestro Jesús les puso el sobrenombre de «hermanos boanergués» («hijos del trueno»). Su nombre en hebreo es Jacob (יעקב), pero con el tiempo se ha ido deformando (véase explicación). Fue uno de los primeros que recibieron la llamada de Jesucristo, cuando estaba pescando en el lago de Genesaret junto a su hermano. Tuvo un papel especial en el desarrollo del milagro de la hija de Jairo (Marcos 5, 21-43) y fue uno de los discípulos más apreciados por Jesucristo, de tal manera que estuvo presente en dos de los momentos más importantes de su ministerio -la Transfiguración en el monte Tabor (Lucas, 9) y la oración en el Huerto de los Olivos- junto a Simón Pedro y a su hermano Juan.

Seguidores de Jesús: Andrés


De acuerdo con los Evangelios, Andrés fue uno de los 12 apóstoles que seguían a Jesús de Nazaret. Hermano de Simón, llamado Pedro, e hijo de un pescador llamado Jonás, fue discípulo de san Juan el Bautista; al bautizar éste a Jesús, Andrés exclamó "¡He ahí al cordero de Dios!" y decidió seguir a Jesucristo, siendo el primer apóstol en ser llamado.

Según Orígenes, Andrés predicó en Grecia, el Mar Negro y el Cáucaso; fue el primer obispo de Bizancio, un cargo que finalmente se convertiría en el Patriarcado de Constantinopla. Por ello, es considerado cabeza de la Iglesia Ortodoxa, como Pedro lo es de la Iglesia Católica Romana.

La tradición cuenta que fue crucificado en una cruz en forma de "X" (crux decussata), sin clavos sino amarrado, donde estuvo predicando dos días. Sus restos habrían reposado en Patrás, desde donde habrían sido trasladados a Constantinopla.

Los cruzados católicos tomaron Constantinopla en el siglo XIII; poco después, las reliquias ortodoxas fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia. Su cabeza fue trasladada a Roma en 1462 y fue colocada en la Basílica de San Pedro. El papa Pablo VI, como gesto ecuménico, la devolvió a la Iglesia Ortodoxa en 1964.

San Andrés es santo patrono de Rusia, Rumania, Escocia y de la ciudad de Pica en Chile.

Seguidores de Jesús: Simón Pedro


Simón (<hebreo: שמעון, «Shimon»), llamado también Pedro o Cefas (Betsaida, ? - Roma, 29 de junio de 67), fue, de acuerdo con el Nuevo Testamento, uno de los doce apóstoles, discípulos de Jesús de Nazaret. Es identificado claramente como el primer dirigente de la Iglesia.

No se cuenta con más detalles sobre la vida de Pedro que los que recoge el Nuevo Testamento, excepto por algunos documentos de Clemente Romano que tratan de los últimos años de su vida. De acuerdo con la narración evangélica, Pedro era un pescador judío de Galilea, oficio que ejercía con su hermano Andrés; estaba o había estado casado, puesto que la curación de su suegra se recoge en los evangelios sinópticos (Mateo 8:14-17, Marcos 1:29-31, Lucas 4:38). Otros escritos, parte del corpus declarado apócrifo en Nicea, mencionan que había tenido una hija.

Pedro fue incorporado al grupo de los apóstoles a principios del ministerio de Jesús en Galilea. Según el testimonio de Juan (Juan 1:40-42), fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras haberse contado ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de los sinópticos da otro punto de vista, narrando la historia de que al ver a ambos recoger las redes, Jesús invitó a los dos hermanos a hacerse pescadores de hombres (Mateo 4:18-22, Marcos 1:16-20, Lucas 5:1-10) y fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios.

Fue uno de los tres discípulos íntimos que, según la Biblia, fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Marcos 9:1). Según el relato bíblico fue el primero en reconocer a Jesús como el Mesías esperado (Marcos 8:29) recibiendo de Jesus el apelativo de Pedro (piedra) sobre la cual edificaría su Iglesia (Mateo 16:13-20).

Los evangelios recogen también la profecía de Jesús anunciando la traición de Pedro quien lo negaría tres veces consecutivas avergonzándose de ser seguidor de Jesus. Aún cuando la noche de la última cena, Pedro juró no apartarse de Jesús, al ser interrogado por los soldados romanos que lo habían detenido, negó tres veces conocerlo antes del canto del gallo, es decir, antes de que la noche acabase (Mateo 26:69-75, Marcos 14:66-72, Lucas 22:54-62, Juan 18:25-27). Luego de la resurrección, según lo relata Juan Juan 21:15-17, Jesús resucitado se aparece ante los discípulos y dirigiéndose a Pedro le hace reafirmar tres veces su amor por Él.

Tras la muerte de Jesús, la figura de Pedro es menos precisa. Si bien varios de los evangelios —tanto canónicos como apócrifos— dejan entrever que había sido especialmente atendido por Jesús (en Lucas 24:34 se narra una comunicación especial del resucitado a Pedro), los testimonios no son siempre coherentes. El evangelio de Mateo no vuelve a nombrar a Pedro tras haber éste negado conocer a Jesús. El autor de Hechos de los Apóstoles, sin embargo, presenta a Pedro como una figura crucial de las comunidades paleocristianas; es él quien preside la selección del reemplazo para Judas Iscariote (Hechos 1:15-26) y quien es examinado públicamente por el Sanedrín (Hechos 4:7-22, Hechos 5:18-42), tras invocar el nombre de Jesus cura milagrosamente a un hombre a las puertas del templo de Jerusalén, además de emprender misiones a Lidia, Jaffa y Cesarea y de estar presente en el Concilio de Jerusalén, cuando Pablo sostiene que el mensaje de Jesús se extiende también a los gentiles. La prédica de Pedro, sin embargo, estuvo por lo general limitada al pueblo judío a diferencia de Pablo que predicaba a los gentiles (personas no judías) aunque fue el que bautizó al primer cristiano no judío, en Cesarea, debido a una visión tenida en Joppe, el Centurión Cornelio y a su gente (Hechos 9:31).

El autor de los Hechos, sin embargo, se centra luego en las obras de Pablo, por lo que de los años posteriores es mucho lo que se ignora. De acuerdo con la epístola a los Gálatas, se trasladó a Antioquía, donde Pablo lo encontró más tarde (Gálatas 2:11). La primera epístola a los Corintios deja entrever que Pedro quizá visitó la ciudad en sus misiones (1Corintios 1:12).

Pedro se habría trasladado a Roma mientras Pablo se quedaba en Jerusalén. Allí habría participado en grupos de cristianos ya establecidos en Roma, sin embargo no hay evidencia en los relatos evangélicos; según otras tradiciones como las que mencionan Orígenes o Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica (III, 36) Pedro habría sido el que fundó la Iglesia de Antioquía, pero tampoco hay otra evidencia que lo verifique.

LAS COMIDAS DE JESÚS


- Las comidas de Jesús ocupan un lugar considerable en la tradición evangélica.

- A Jesús le encontramos dando de comer a una gran multitud, sentado a la mesa de quienes le invitaban, o en la última cena con sus discípulos.

- Las comidas fueron tan importantes en su vida, que cuando resucitó sus discípulos le reconocieron con frecuencia al compartir la mesa con Él.

- Comer con otras personas fue para Jesús una forma privilegiada de dar a conocer el proyecto de Dios.

- Nos interesa las comidas, que Jesús hace con personas que no gozaban de buena reputación. Para Jesús las comidas con los pecadores eran un asunto capital. Sus comidas con los pecadores y publicanos estaban relacionadas con su misión.

- Las comidas de Jesús tenían un enorme significado porque violaban casi todas estas normas. Jesús comía con personas con las que un buen judío no debía compartir la mesa. Además declaraba que todos los alimentos eran puros, y para colmo no observaba el ayuno ni quería que sus discípulos lo hicieran.

- Jesús quiere romper estas fronteras que separan a los puros de los impuros. El sistema social que aparece en sus comidas es el de una familia en la que todos son iguales.

- Al admitir en su compañía a los publicanos y a otros pecadores públicos, Jesús ponía en práctica una estrategia de reintegración social, que también mandó practicar a sus discípulos. La forma de actuar de Jesús termina con esta situación de marginación.

- En el Judaísmo había personas con las que no se podía compartir la mesa, porque su forma de actuar (publicanos y pecadores) o su condición social (ciegos, cojos, etc) los excluía de la comunión con los miembros del pueblo elegido. También eran muy rígidas las normas acerca de los alimentos puros e impuros, y sobre los días en que se debía ayunar.

- Las comidas sirven para unir a los que las comparten y separarlos de los demás. Estas fronteras se refuerzan de varias formas. La más importante es la comunión de mesa.

Dos textos en los que aparece Jesús comiendo:
Mt 9.9-13; Lc 5.27-32
13 Después fue Jesús otra vez a la orilla del lago.g La gente se acercaba a él, y él les enseñaba. 14 Al pasar, vio a Leví,h hijo de Alfeo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
–Sígueme.
Leví se levantó y le siguió.
15 Sucedió que Jesús estaba comiendo en casa de Leví,i y muchos cobradores de impuestosj y otra gente de mala famak estaban también sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. 16 Unos maestros de la ley pertenecientes al partido fariseo,l al ver que Jesús comía con todos ellos, preguntaron a los discípulos:
–¿Cómo es que vuestro Maestro come con los cobradores de impuestos y con los pecadores?
17 Jesús los oyó y les dijo:
–No necesitan médico los que gozan de buena salud, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos,m sino a los pecadores.

La Cena del Señor
12 El primer día de la fiesta en que se comía el pan sin levadura y se sacrificaba el cordero de Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron:
–¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?j
13 Entonces envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:
–Id a la ciudad. Allí encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14 y al amo de la casa donde entre le decís: ‘El Maestro pregunta: ¿Cuál es la sala donde he de comer con mis discípulos la cena de Pascua?’k 15 Él os mostrará en el piso alto una habitación grande, dispuesta y arreglada.l Preparad allí la cena para nosotros.
16 Los discípulos salieron y fueron a la ciudad. Lo encontraron todo como Jesús les había dicho, y prepararon la cena de Pascua.m
17 Al anochecer llegó él con los doce discípulos. 18 Mientras estaban a la mesa,n cenando, Jesús les dijo:
–Os aseguro que uno de vosotros, que está comiendo conmigo,ñ me va a traicionar.
19 Ellos, llenos de tristeza, comenzaron a preguntarle uno por uno:
–¿Soy yo?
20 Jesús les contestó:
–Es uno de los doce, que está mojando el pan en el mismo plato que yo.o 21 El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel que le va a traicionar! Más le valdría no haber nacido.
22 Mientras cenaban, Jesús tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
–Tomad, esto es mi cuerpo.p
23 Luego tomó en sus manos una copa, y habiendo dado gracias a Dios se la pasó a ellos, y todos bebieron. 24 Les dijo:
–Esto es mi sangre, con la que se confirma el pacto,q la cual es derramada en favor de muchos. 25 Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba vino nuevo en el reino de Dios.r

EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

Condiciones que ponía Jesús a quienes querían seguirle.

- No deja a un discipulo enterrar a su padre, le dice: Sigueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. Lo cual quiere decir que tienes que dejar lo que hacías hasta entonces.

-Si alguno quiere venir en pos de mí, niegese a sí mismo, tome su cruz y sígame.Pues el que quiera salvar su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la salvará...” Lo que quiere decir que cuando te das a Jesús das todo tu sufrimiento por él.


- No les dejaba despedirse de los de su casa, a uno le dijo: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios. Lo cual quiere decir que tienes que dejar a todos detras, inclusive los familiares