viernes, febrero 01, 2008

LAS COMIDAS DE JESÚS


- Las comidas de Jesús ocupan un lugar considerable en la tradición evangélica.

- A Jesús le encontramos dando de comer a una gran multitud, sentado a la mesa de quienes le invitaban, o en la última cena con sus discípulos.

- Las comidas fueron tan importantes en su vida, que cuando resucitó sus discípulos le reconocieron con frecuencia al compartir la mesa con Él.

- Comer con otras personas fue para Jesús una forma privilegiada de dar a conocer el proyecto de Dios.

- Nos interesa las comidas, que Jesús hace con personas que no gozaban de buena reputación. Para Jesús las comidas con los pecadores eran un asunto capital. Sus comidas con los pecadores y publicanos estaban relacionadas con su misión.

- Las comidas de Jesús tenían un enorme significado porque violaban casi todas estas normas. Jesús comía con personas con las que un buen judío no debía compartir la mesa. Además declaraba que todos los alimentos eran puros, y para colmo no observaba el ayuno ni quería que sus discípulos lo hicieran.

- Jesús quiere romper estas fronteras que separan a los puros de los impuros. El sistema social que aparece en sus comidas es el de una familia en la que todos son iguales.

- Al admitir en su compañía a los publicanos y a otros pecadores públicos, Jesús ponía en práctica una estrategia de reintegración social, que también mandó practicar a sus discípulos. La forma de actuar de Jesús termina con esta situación de marginación.

- En el Judaísmo había personas con las que no se podía compartir la mesa, porque su forma de actuar (publicanos y pecadores) o su condición social (ciegos, cojos, etc) los excluía de la comunión con los miembros del pueblo elegido. También eran muy rígidas las normas acerca de los alimentos puros e impuros, y sobre los días en que se debía ayunar.

- Las comidas sirven para unir a los que las comparten y separarlos de los demás. Estas fronteras se refuerzan de varias formas. La más importante es la comunión de mesa.

Dos textos en los que aparece Jesús comiendo:
Mt 9.9-13; Lc 5.27-32
13 Después fue Jesús otra vez a la orilla del lago.g La gente se acercaba a él, y él les enseñaba. 14 Al pasar, vio a Leví,h hijo de Alfeo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
–Sígueme.
Leví se levantó y le siguió.
15 Sucedió que Jesús estaba comiendo en casa de Leví,i y muchos cobradores de impuestosj y otra gente de mala famak estaban también sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. 16 Unos maestros de la ley pertenecientes al partido fariseo,l al ver que Jesús comía con todos ellos, preguntaron a los discípulos:
–¿Cómo es que vuestro Maestro come con los cobradores de impuestos y con los pecadores?
17 Jesús los oyó y les dijo:
–No necesitan médico los que gozan de buena salud, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos,m sino a los pecadores.

La Cena del Señor
12 El primer día de la fiesta en que se comía el pan sin levadura y se sacrificaba el cordero de Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron:
–¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?j
13 Entonces envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:
–Id a la ciudad. Allí encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14 y al amo de la casa donde entre le decís: ‘El Maestro pregunta: ¿Cuál es la sala donde he de comer con mis discípulos la cena de Pascua?’k 15 Él os mostrará en el piso alto una habitación grande, dispuesta y arreglada.l Preparad allí la cena para nosotros.
16 Los discípulos salieron y fueron a la ciudad. Lo encontraron todo como Jesús les había dicho, y prepararon la cena de Pascua.m
17 Al anochecer llegó él con los doce discípulos. 18 Mientras estaban a la mesa,n cenando, Jesús les dijo:
–Os aseguro que uno de vosotros, que está comiendo conmigo,ñ me va a traicionar.
19 Ellos, llenos de tristeza, comenzaron a preguntarle uno por uno:
–¿Soy yo?
20 Jesús les contestó:
–Es uno de los doce, que está mojando el pan en el mismo plato que yo.o 21 El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel que le va a traicionar! Más le valdría no haber nacido.
22 Mientras cenaban, Jesús tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
–Tomad, esto es mi cuerpo.p
23 Luego tomó en sus manos una copa, y habiendo dado gracias a Dios se la pasó a ellos, y todos bebieron. 24 Les dijo:
–Esto es mi sangre, con la que se confirma el pacto,q la cual es derramada en favor de muchos. 25 Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba vino nuevo en el reino de Dios.r

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